Tras la crisis sanitaria, el flamenco, el género musical español por excelencia, pide ayuda para renacer y sostener el empleo de miles de artistas.
No lo tiene fácil, pues la cercanía entre artista y público característica de este espectáculo impide que los tablaos reabran sus puertas ni con las medidas de seguridad aplicables a otros sectores como el turístico, del que procede el 90% de sus seis millones de clientes anuales, la mayoría extranjeros.
“Para nosotros no hay desescalada, seguimos confinados y sin noticias sobre la reapertura porque las limitaciones de aforo en este tipo de negocios hacen inviable volver”, explica José Martín, director comercial y propietario de Los Tarantos.
El sector cree que las restricciones de aforo y el distanciamiento social impuestos por la pandemia harán inasumible la reapertura de los negocios y pide al gobierno ayuda para salvar los 3,400 empleos directos que dependen de los tablaos.
Para intentar garantizar su futuro, el sector se unió por primera vez en más de medio siglo en la Asociación Nacional de Tablaos Flamencos de España, que exige un Plan Nacional de Ayuda al Flamenco, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Martín explica que con dos salas en sus establecimientos, de 70 y 60 plazas, el aforo actual se vería reducido a 45 clientes, unas cifras que mantienen al tablao cerrado y a los artistas, sin trabajo.
Los tablaos del país han sido la “universidad” de reconocidos artistas, como Lola Flores, y pretenden seguir siendo la oportunidad de otros muchos talentos.
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